Escrito en el taller El texto de la obra dictado por Silvia Gurfein y publicado en el fanzine del mismo nombre.

Una carta de amor, de un amor voraz e intratable. Un amor que a veces se domestica para acercarse, que acepta reglas gramaticales y sintácticas para entrar en el papel, pero una vez abierto el sobre, estalla. Eso, una carta-bomba. Una terrorista del amor. Una fanática.

Mi trabajo me lleva a moverme entre cuerpos doloridos, entre cosas rotas, entre esquirlas y remedios. Me guío por síntomas pero sobre todo coso heridas. Veo morir mucha gente y creo que algunos lo hacen bellamente. Actúo sobre la urgencia y la superficie, intento calmar el dolor y mitigar el pánico.

Puedo vivir montada al lomo de un tigre, leer allí, dormir, soñar, colgarle al tigre mi cámara de fotos al cuello y de tanto en tanto echarme de panza sobre su lomo, apoyar la cámara en su cabeza, y entre sus orejas, fotografiar. Incide el tigre sobre lo que fotografío? Sólo si no son plantas, sólo si tenemos hambre. El tigre y yo devoramos personas y libros, por eso nos consideran feroces pero educados.
A veces me bajo del tigre y lo fotografío sólo a él, entre las plantas, entre los libros, en los sillones, tomando agua de las tazas … son fotos tristes las de mi tigre solo, son fotos que susurran sus pensamientos: ya no me dejes, ya no detengas el tiempo, la distancia es bella pero dolorosa. Cargo al tigre sobre mis hombros, yo parezco un hombre y él un cordero. Pero somos cazadores y eso lo sabemos.